sábado, 6 de abril de 2013

¿SE PUEDE PATENTAR EL SOL?



La poliomelitis es una enfermedad que afecta principalmente al sistema nervioso y que puede causar deformidad por inflamación de las neuronas y de la médula espinal.

Esta enfermedad fue detectada por primera vez en 1840 por el alemán Jacok Heine y a medida que avanzaron los años fue conocida mundialmente por afectar a miles de personas todos los años, siendo las víctimas más recurrentes niños y niñas entre 5 y 15 años. Los lugares en donde se había manifestado esta enfermedad que cobraba cada año más y más victimas vivían una desesperación social creciente, pues esta se transmitía por contacto con focos infecciosos de vía respiratoria, fluidos o heces fecales.

En 1947 y bajo este contexto en Estados Unidos, Jonas Salk investigador médico y epidemiólogo comenzó a estudiar una posible cura contra la enfermedad que cobraba en ese país entre 13.000 y 20.000 víctimas anualmente.

Salk logró obtener una cura luego de una ardua investigación que hizo pública en 1955, esta vacuna fue masivamente suministrada por todo el país de forma gratuita. El investigador de un momento a otro se hizo conocido de forma mediática y cuando los periodistas le interrogaron acerca de la patente de este invento, el respondió que no había sido patentado, que ese invento no le pertenecía a nadie y añadió de manera cordial al periodista ¿Se puede acaso patentar el sol?
De haber sido patentado este invento este hombre se hubiese hecho millonario, sin embargo prefirió distribuirla gratuitamente y de forma masiva. Frente a esta cuestión podemos entregarnos a variadas reflexiones, principalmente yo pensé en dos:

La primera que se refiere a la situación misma y que tiene que ver con el acto noble de Jonas Salk y a la solidaridad de este con miles de personas que tal vez no hubiesen podido de otra forma acceder a la vacuna, o que hubiesen tenido que endeudarse atravesando situaciones engorrosas y penurias económicas, tomando en cuenta que por esos años esta enfermedad era una especie de epidemia que dejaba a personas lisiadas desde temprana edad.

La segunda reflexión que se puede hacer y que resulta relativamente obvia, es a partir de la frase que señala Salk “¿Se puede acaso patentar el sol?”, ya que sin duda el sol nos parece un elemento lejano e imposible, y por tanto cobra sentido lo que intenta señalar este investigador, que de manera critica expone el ridículo de la mentalidad oportunista que desvía el sentido de la búsqueda de un conocimiento, anteponiendo a cualquier intención un fin que media con una forma de aprovechamiento constante frente a la situación vulnerable de algunas personas, en este caso niños. Nos parece risible la idea de patentar el sol y podemos deducir por tanto, gracias a la exageración que contiene esta frase a lo que Salk se refería. Aunque quizás en otro tiempo también nos hubiese parecido que patentar o privatizar el agua, como es el caso actual, fuese una exageración por un intento de explicar brevemente un trasfondo mucho más complejo, sin embargo esta situación forma parte de nuestra realidad inmediata.


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